I
Mi grito no rompe ningún silencio ajeno,
Se confunde con alaridos de sombra,
Con llanto de escoba, con sucios suelos,
Mi grito se pierde tras el sudor de enfermos aguaceros.
En mi fonema vacío y gaseoso
Se vislumbra la miel del insomnio
Y el pecado de una soledad culpable,
Punible para ciertos sectores de la población.
Mi grito es un vector roto,
En el comienzo un suspiro y un anhelo,
En el final un nombre que sepultar.
II
Afónico te busco entre viejas canciones,
En la calle el viento despeina mi libertad mal concebida,
Otra noche más tratando de preñar el olvido,
Pero he de rendirme pronto
No me quedan fuerzas para fecundar sueños vividos,
III
Cuento las monedas...
Suficientes para abandonar mi estabilidad emocional,
Mañana despertaré implorando al cielo
Un poco más de sobriedad.
IV
Tras la noche necesito encontrarme,
Como supuse, me perdí en esta ciudad no demasiado grande,
Dejé en paradero desconocido la poca esperanza
que resistía en mi corazón de cemento,
y, como supuse, he vuelto a tomar el tren de mi angustia.
No estás tú,
sigues sin estar tú.
V
En el boulevard palomas,
Pasos pasivos penitentes,
Sin paz en mis entrañas
Torno a escuchar los gallos encarcelados
en agujas de reloj responsable.
VI
¿Qué buscas?
- Sólo una respuesta.
-¿Para qué?
- Esa es la respuesta que siempre me brindaste.
Sin consuelo veo tu silueta hacer escapar a mi alma,
Burlando mis aduanas nunca vigiladas,
Huye tras el mar de tu sombra,
Sin saber nadar, mi cuerpo se queda en tierra firme,
Mientras los buitres del destierro
se preparan para un nuevo banquete.
Mi grito no rompe ningún silencio ajeno,
Se confunde con alaridos de sombra,
Con llanto de escoba, con sucios suelos,
Mi grito se pierde tras el sudor de enfermos aguaceros.
En mi fonema vacío y gaseoso
Se vislumbra la miel del insomnio
Y el pecado de una soledad culpable,
Punible para ciertos sectores de la población.
Mi grito es un vector roto,
En el comienzo un suspiro y un anhelo,
En el final un nombre que sepultar.
II
Afónico te busco entre viejas canciones,
En la calle el viento despeina mi libertad mal concebida,
Otra noche más tratando de preñar el olvido,
Pero he de rendirme pronto
No me quedan fuerzas para fecundar sueños vividos,
III
Cuento las monedas...
Suficientes para abandonar mi estabilidad emocional,
Mañana despertaré implorando al cielo
Un poco más de sobriedad.
IV
Tras la noche necesito encontrarme,
Como supuse, me perdí en esta ciudad no demasiado grande,
Dejé en paradero desconocido la poca esperanza
que resistía en mi corazón de cemento,
y, como supuse, he vuelto a tomar el tren de mi angustia.
No estás tú,
sigues sin estar tú.
V
En el boulevard palomas,
Pasos pasivos penitentes,
Sin paz en mis entrañas
Torno a escuchar los gallos encarcelados
en agujas de reloj responsable.
VI
¿Qué buscas?
- Sólo una respuesta.
-¿Para qué?
- Esa es la respuesta que siempre me brindaste.
Sin consuelo veo tu silueta hacer escapar a mi alma,
Burlando mis aduanas nunca vigiladas,
Huye tras el mar de tu sombra,
Sin saber nadar, mi cuerpo se queda en tierra firme,
Mientras los buitres del destierro
se preparan para un nuevo banquete.
poco me conoces, pues me ha encantado. También tengo por ahí algún poema de regresos al alba, pero ni por asomo tan elegante como éste...
ResponderEliminarChapó, Songoku!
margobal
Pensamientos hermosos..¡Felicitaciones!
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