martes, 17 de agosto de 2010

DOS SOLEDADES

Me detuve en la puerta del olvido
despojado de delirios y creencias,
sólo esperando
una locura transitoria en tus palabras.

Las miradas impertérritas y el aire frio
ahuyentaron los espejismos
de la luna sobre tu contorno.

Las largas noches
siguiéndonos el rastro en hoteles
en ciudades que muestran su esqueleto,
no salvaron el extraño amor
de dos soledades
mojadas siempre por la misma llluvia.

RAFA BUENO